Por: Mario Arango Escobar.
LA ÚLTIMA ESTACIÓN (2009) GÉNERO: DRAMA HISTÓRICO. DURACIÓN 112’.
Dirección y guión: Michael Hoffman (Novela: Jay Parini). Intérpretes: Christopher Plummer, Paul Giamatti, James McAvoy, Helen Mirren, Anne-Marie Duff, Kerry Condon. Título original: The Last Station. País: Alemania, Rusia, Reino Unido. Fotografía: Sebastian Edschmid. Música: Sergei Yevtushenko.
Sinopsis: Drama histórico y biográfico sobre el legendario escritor ruso Leo Tolstói, su mujer Sofya Tolstói, y Valentin Bulgakov, discípulo aventajado de su marido, en un momento de efervescencia del pueblo ruso. El film ilustra además la batalla del autor para encontrar un punto intermedio entre la fama y el compromiso con una vida sin materialismos.
La película se centra principalmente en la relación marital entre León y Sofía, una relación que al final se torna tormentosa e intolerable. El film trata sobre el amor, por lo que no es una coincidencia de comience con la siguiente cita extraída de “Guerra y Paz”, la novela histórica más aclamada del escritor ruso: “Cada cosa que conozco… la conozco sólo por que la amo”.
En la película se nos presenta el lado más humano de Tolstói, un escritor y pensador ruso que tuvo que lidiar durante toda su vida con una serie de contradicciones, buscando respuestas a interrogantes que nunca pudo responder. Lo que más llama la atención de la película es que efectivamente está basada en hechos reales. Es un drama muy moderno que aborda problemáticas filosóficas y cotidianas de enorme trascendencia actual, como por ejemplo el lado oscuro de las relaciones matrimoniales, la búsqueda del sentido de la vida, el concepto de amor, etc.
En el filme de Hoffman, se nos muestra de forma notoria que Sofia Andreevna Bers amaba y conocía como nadie a su esposo, no ya por los muchos años de vida en común, sino porque además ella había sido su fiel colaboradora: le había copiado siete veces antes de su publicación y orientado en algunos aspectos la exitosa obra «Guerra y Paz» y también otras. Ella era su compañera, su esposa y su amiga por excelencia, es decir, su máxima socia. ¿Cómo pues no iba su máxima socia a tratar de evitar que él cediera sus derechos de autor, sus posesiones y bienes raíces —que eran derechos y propiedades no sólo de Tolstói sino también de ella y de sus ocho hijos vivos; derechos y propiedades que generaban mucho dinero— para dárselos sin más a una secta de pacifistas iluminados que tomaban al escritor como una especie de Profeta o Cristo? Cualquiera habría actuado de igual forma conservadora. Sofía sólo estaba defendiendo sus derechos de socia, esposa, compañera contractual, de amor (además ella fue en gran medida la gestora por venta, gestión y conservación de los bienes de Tolstói; ella escribió las memorias de Tolstói, fue su documentalista y cronista, ella pues defendió unos bienes que le pertenecían no sólo ya por ser su esposa sino porque con toda razón eran suyos.
“La última estación”, es una película espléndida e inteligente que no solo es un homenaje de altura al genio ruso sino un estudio profundo de las explosiones e implosiones de un matrimonio, el que por más de 40 años sostuvieron León Tolstói y la condesa Sofía gracias a un amor que no siempre fue comprendido por los terceros que les rodeaban. La cinta de Hoffman posee dirección de altísima calidad, guión sobrio y supremamente bien escrito, ritmo ágil, música excelente que acentúa los momentos relevantes sin ser intrusiva, toques de fino humor en medio del drama humano que plantea y actuaciones competentes por parte de todo el elenco.
Lo mejor de la película son las increíbles interpretaciones de los actores: Helen Mirren en el rol de la Condesa Sofía está sencillamente extraordinaria, al igual que Christopher Plummer quien interpreta a su esposo, el escritor León Tolstói. Ambos logran una complementación genial como pareja y resulta muy sencillo para el espectador creer que se trata efectivamente de la legendaria pareja rusa. Los secundarios están todos bastante correctos.
El trabajo del director de fotografía y de los responsables de vestuario y caracterización es concienzudo, de modo que la mayoría de los planos parecen lienzos. Retratos de luz, paisajes de niebla y sombra… La última estación está preñada de un lirismo desbordante en sus imágenes. A esa belleza formal se le añaden dos complejas historias de amor afrontadas desde puntos de partida bien distintos, carentes de sensiblería y de una gran carga emocional.
Destacable también la bellísima banda sonora de Sergei Yevtushenko que acompaña, acertadamente los momentos claves de la historia, y enfatiza el drama vivido por los personajes. En fin, que de lo mucho que podríamos decir de un film tan logrado como ‘La última estación’ cabe destacar especialmente su aparente sencillez y naturalidad y lo ágil de su narración. Oscilando entorno a la alegre amargura que separa la comedia del drama, la ironía y la emotividad se dan la mano con la rivalidad entre el amor y la razón como telón de fondo, y la belleza formal de su acabado técnico ilumina un guión escrito con tacto perfectamente moldeado por las notables interpretaciones de todo su elenco protagonista.
Un film inteligente y adulto que hace fácil lo que en la mitad de las películas parece tremendamente difícil, contar una historia y que esta tome forma en la retina del espectador, y lo hace empleando lo que de por sí debiera ser el sustento de toda película: una narrativa puesta al servicio de un sólido guión ejecutado por un notable plantel de intérpretes.
“La última estación” convence a un nivel histórico y también toca las notas adecuadas en todo lo referido a la vida campestre de Tolstoi en la finca de Yasnaia Polyana, Es un film que tiene la virtud de referirse continuamente a la muerte, y a la vez estar repleto de luz, vida y optimismo. En ella hay una historia de amor que comienza y otra que acaba,
Nota: El rodaje tuvo lugar en las pintorescas regiones alemanas de Sajonia-Anhalt, Sajonia, Turingia y Brandenburgo.
MICHAEL HOFFMAN
Nació en 1955 en Honolulu (Hawaii) pero se crió en Idaho. Se graduó como licenciado en Teatro en la Boise State University donde fue miembro fundador del Festival Shakespeare de Idaho. Mientras estudiaba, se hizo merecedor a una beca para estudiar en Universidad de Oxford. Estudió Literatura inglesa en Oriel College, donde hizo su primera película “Privileged”, un drama estudiantil protagonizado por Hugh Grant.
Hoffman comenzó su carrera en el Sundance Institute cuando fue invitado para presentar su guión de “Tierra Prometida” en el Filmaker’s Lab en 1983. En esta película nos narra la historia de tres amigos, conocidos desde la infancia, que se reencuentras después de muchos años de no verse.
En 1988 realizó su segunda película, “Some Girls” una historia de amor que se trunca a raíz de problemas familiares que interfieren en la relación.
“Escándalo en el plató”, su siguiente filme, es una divertida parodia de las series de televisión.
En 1994 realiza “Restauración”. Historia del siglo XVI, en la cual un joven médico, tras ser llamado por el rey a palacio, sucumbe a los placeres de la corte, y se enamora de la favorita del propio rey.
La siguiente película de Hoffman fue la romántica comedia “Un día inolvidable” (1996). Un hombre y una mujer, ambos divorciados, que deciden rehacer sus vidas.
En 1999, dirige “Un sueño de una noche de verano”, adaptación de la obra de William Shakespeare,
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“El club de los emperadores” (2001), su siguiente film, narra el reencuentro de un prestigioso profesor y su alumno que ahora se ha convertido en un poderoso hombre de negocios.
En el 2005 realiza “Game Six”, en la cual un autor teatral deja de acudir a la noche de estreno de una de sus propias obras, para ver un partido de béisbol que su equipo favorito disputa en las series mundiales.
En el 2009 realiza “La última estación”, donde aborda los últimos años del legendario escritor ruso Leon Tolstói.